Golondrina de mis sueños llévame en tu vuelo
a los horizontes del placer
para mirar desde el aire con tus ojos de miel.
Llévame en tus alas, hasta el último rincón del
planeta
déjame donde nace el Arco Iris
para hacer contigo una fiesta.
Llévame a los jardines del ocaso o,
a los invernaderos del crepúsculo
donde las flores se esconden de la lluvia
y del viento.
Déjame en las plazas del cielo
para comer de tus migas sagradas
y ponerme una aureola en el pelo
como un ángel mendigo y sin alas.
domingo, 15 de noviembre de 2009
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Tanto el enamorado como el objeto de su amor, son alados; él es un ángel que mendiga el cariño de la golondrina inalcanzable. Llegar hasta ella sería como vivir en el cielo, sin importar la humillación de cortarse la alas. En esta poesía veo pasión, una imaginación fecunda y sinceridad. La "aureola en el pelo" es la unción de poeta.
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